Desde los Pueblos Crucificados Vamos por Más Humanidad

Desde el domingo 3 de febrero al sábado 9 de febrero se desarrolló el 23 Seminario de Formación Teológica, en Santiago del Estero, con la presencia de más de 700 personas provenientes de todo el país y países vecinos.

El primer día se realizó la celebración de apertura y bienvenida de los participantes, para luego meterse de lleno en la presentación del tema central del seminario: “Desde los pueblos crucificados vamos por más humanidad”. El abordaje concreto de las problemáticas y los momentos de elaboración y producción teológica se desarrollaron en cuatro talleres, denominados “Espacios de Vida” con temas específicos:





Cada participante eligió en cual estar y desde allí trabajó durante la mayoría del recorrido del Seminario. El momento central fue La Juntada, donde se puso en común lo trabajado por cada espacio y se compartió en grupos mezclados. Otro momento fuerte fue la construcción de la “Nueva Ciudad”, sobre el final del Seminario, donde cada espacio aportó lo mejor de su producción y su creatividad para expresar sintética y contundentemente las principales conclusiones, desafíos, sueños y propuestas para llevarse de vuelta a los lugares de origen.
El Seminario concluyó con la Misa de cierre en la que se reafirmó el deseo y compromiso de ir por más humanidad y se agradeció a todos los participantes y organizadores, despidiéndose hasta el 2009, en el 24 Seminario que aún no tiene lugar confirmado de realización, pero que ya se empieza a soñar y preparar.

¿Cómo “vamos más humanidad”?

El día jueves por la tarde, en el marco de “La Juntada”, tres de los teólogos que animaron el Seminario hicieron una devolución a todos los participantes, teniendo como referencia el fruto de la elaboración de los grupos durante la mañana, donde cada uno de ellos había expresado su trabajo con preguntas vitales que surgían a partir de la necesidad de abrir horizontes.
La tarea de los teólogos fue recoger todas las preguntas y sistematizarlas, fundamentalmente por áreas de interés o núcleos de preocupación y devolver al colectivo de participantes un encuadre de los tres centros de preocupación fundamentales que habían surgido del trabajo de la mañana en grupos.
Uno de los denominadores comunes más fuertes que había surgido de las discusiones grupales de la mañana era la pregunta por el “cómo”. Los tres focos de interés tenían que ver con lo político, lo eclesial y lo corporal. La pregunta por el “cómo” los atravesaba a todos. Ya no se pregunta si hay que involucrarse en política o por qué hay que hacerlo. Tampoco se pregunta si hay que reformar las estructuras de la Iglesia o por qué hay que hacerlo. Ni si hay que replantear la construcción de subjetividades en la diversidad o por qué hay que hacerlo. Eso ya se ha respondido. Lo que queda por responder es cómo.
Y la pregunta por el “cómo” es una pregunta peligrosa. Y esto en un doble sentido. Por un lado porque puede reclamar la receta fácil, presuponer que hay algo preestablecido que funciona y hay que aplicar de modo automático. Como si las recetas tuvieran de por sí una fuerza inercial que garantizara el éxito. En este sentido, la pregunta por el cómo es peligrosa porque puede desencadenar la compulsiva obsesión de buscar recetas para aplicar, sin atender a la complejidad y especificidad que la propia realidad reclama. Pero, por otro lado, la pregunta por el cómo también es peligrosa porque indica una posibilidad real de cambio. Porque implica el planteo de un conflicto con aquellos que están instalados. Porque supone la caducidad de un paradigma (político, eclesial, de subjetividades) que provoca malestar y hay que revertir. Porque contiene en sí misma, el germen subversivo con voluntad de novedad y posibilidad desestabilizante.
La peligrosidad de la pregunta por el cómo en este segundo sentido es la que se han llevado muchos participantes. Queda el reto de comenzar a imaginar y traducir en las prácticas propias, mediaciones que conserven la peligrosidad de una pregunta necesaria.

Espacio ¿Qué hay detrás de cada teología?


La temática del espacio se presentó con el símbolo del mate, viendo sus elementos principales, la yerba, el agua y el cebador/a y la pregunta disparadora: “¿Qué hay detrás de cada uno de estos elementos?” En esta línea se abordó la temática de la construcción del conocimiento y su relación con el poder. Hubo lugar también para la reflexión sobre la misericordia en la persona de Jesús y el aporte de elementos para la hermenéutica de los textos. Las historias de vida de los participantes del espacio tuvieron su lugar. Detrás de cada teología hay también historias de vida, contextos, situaciones, conflictos. Se reflexionó también sobre el reconocimiento de la diferencia y los mecanismos de distorsión/enriquecimiento entre el hecho histórico y su interpretación presente, teniendo a la memoria como mediadora. También se planteó por un lado la idea de la teología clásica, hecha por varones, célibes, blancos occidentales, marcando diferencias con una teología hecha desde la vida, teniendo a todos y todas como sujetos hacedores, basándose en lo que hizo el mismo Jesús de Nazareth.

Espacio Construcción Política


El trabajo de este espacio abordó las posibles herramientas políticas para la construcción y el descubrimiento de las ya existentes, teniendo en cuenta posibilidades, limites, condiciones y estrategias. Hubo un espacio importante e interesante para el debate sobre la construcción política desde la gestión del Estado. Esta discusión se vio enriquecida con un aporte sobre los movimientos sociales y la construcción política en nuestro nuevo tiempo.
Desde lo teológico, se recuperó la Palabra de Dios de Éxodo cap. 3 “Yo he oído el clamor de mi pueblo y he bajado a liberarlos de quienes lo oprimen”. Se trabajó sobre la construcción de la unidad latinoamericna desde la diversidad y en esta construcción política se reafirmó el compromiso para acompañar las luchas por la defensa de la vida, como la de los chicos del pueblo: “El hambre es un crimen, ni un pibe menos”, y la del obispo Joaquín Piña y las comunidades cristianas por la justicia.

Espacio Corporeidad

A partir del texto bíblico de Números 11-12 sobre Miriam, se articuló el trabajo en torno a los ejes de modelos de liderazgo, profetismo y género. También se trabajó sobre cómo romper modelos impuestos y el patriarcado. En relación con el texto bíblico se volcaron preguntas en relación a los crucificados y la relación con los crucificadores, el contexto político, los intereses detrás de cada grupo, los roles de género, el enojo, la misericordia y la justicia en función a los sacrificios de los cuerpos. El otro aporte bíblico se dio a propósito del texto bíblico de Reyes 4, centrado en la historia de la viuda que se había quedado sin aceite. El eje propuesto para el análisis fue cómo construir más humanidad y generar milagros cotidianos.

Espacio Culturas Juveniles


Este espacio centró su trabajo en la deconstrucción de las prácticas juveniles tomando la distinción entre lo humanitario y lo humanizante como criterio fundamental de análisis de las mismas. Lo humanitario fue caracterizado centralmente como aquello que, desde un paradigma objetivante, asistencialista y paternalista, genera dependencia y -en última instancia- no transforma las relaciones sociales. Lo humanizante, contrariamente, fue caracterizado desde aquellas prácticas que parten desde los sujetos y favorecen procesos de autonomía y transformación. A partir de aquí se realizó un itinerario que, partiendo de las propias prácticas de los jóvenes, recibió diversos aportes. De este modo se integraron tanto miradas teológicas que tomaron como punto de referencia la práctica del Jesús histórico como una amplia consideración de las interpelaciones del contexto que configuran el marco de las prácticas juveniles. También hubo aportes metodológicos para la humanización de las prácticas humanitarias que quedaron como herramientas para la participación de los jóvenes en sus propios territorios.